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jueves, 29 de septiembre de 2011

HOY EXPOSICION Y HOMENAJE DEL QUINDÍO A CALARCÁ


Les comparto esta información sobre un reconocimiento con exposición el día de hoy al maestro CALARCÁ:
Cordial saludo
La Oficina Delegada del Quindio en Bogotá, le invita a participar de la Exposición que rinde Homenaje al Maestro Calarcá.
Esperamos contar con su presencia y la de todos sus amigos.
ENTRADA LIBRE.
Casa Delegada del Quindío en Bogotá Calle 125 No. 19A-11 Tels: 7530503 - 2136384 Página web:casadelegada.quindio.gov.co


RECONOCIMIENTO DEL QUINDÍO A CALARCÁ Por Carlos A. Villegas "PTT" RED DE ESTUDIOS IBEROAMERICANOS SOBRE LA RISA
Nacido en Armenia, capital del Quindío, corazón verde de Colombia y con el apelativo del rebelde y orgulloso cacique pijao por seudónimo; Arlés Herrera, Calarcá, es el más importante cultor de la fisonomía caricatográfica en Colombia.

Y no porque la historia del arte colombiano no registre nombres tan representativos como los de Jorge Franklin, renovador por excelencia; Ricardo Rendón, figura paradigmática; Omar Rayo artista que inició su carrera en las artes plásticas cultivando el género de la caricatura gráfica (caricatografía)– o Ismael Roldan fallecido en Estados Unidos y poniendo en alto la bandera colombiana. Ni porque no existan trabajos significativos de figuras como Harold Ortiz –Tayrona– o Jorge Restrepo Hernández entre la miríada de jóvenes colombianos que empujan con propiedad. No. Su importancia radica en que, ninguno como él tiene una presencia integral en el arte de la caricatura gráfica -la caricatografía- desde las primeras décadas del Siglo XX y principios del XXI.

Los cincuenta años de caricatografía política de la más férrea oposición a un Estado de Derecha cada vez más consolidado o la dirección de las cuatro versiones del Festival Latinoamericano de Humor Gráfico (1987-1990), le valdrían para conquistar un escaño en la historia de la caricatura colombiana. Sin embargo, hay motivos más poderosos.

La calidad de su obra, la vocación de ruptura y la permanente reinvención de su trabajo, son otros de los argumentos que lo consagran.
Acompañado de la complicidad de los integrantes del Taller de Humor y El Cartel del Humor, impulsó la fisonomía caricatográfica en el Pabellón del Humor de la Feria Internacional de Bogotá y les enseñó a los colombianos de finales del siglo XX, a mirarse en el espejo cómico. Con este aporte colectivo, que involucró decididamente al otro significante, la fisonomía caricatográfica dejó de ser un motivo de burla por parte del oficiante, para convertirse en motivo de gozo para la persona caricatografiada.

Calarcá es un artista que se reinventa cotidianamente y que siempre tiene un horizonte por alcanzar. Sus incursiones en la caricatura tridimensional (caricatopía) le valió que Cuba le concediera el primer premio, por la fisonomía en bronce del poeta cubano Nicolás Guillen; uno de los muchos premios cosechados en su dilatada trayectoria. Desde la exposición Veintitrés Ilustradores Colombianos (1991), hasta la actual exposición de Rastreando Rostros (2009), se aprecia una voluntad de evolución que varía del manejo formal de la figura caricatográfica a una obra que encuentra en el color festivo, en la síntesis y en el material plástico la riqueza de su nuevo fruto. Y en todo este recorrido, la ruptura con los formatos y la transformación de la mirada, para retar a sus colegas a arriesgar, pero también para retarse a si mismo a la propia superación.

Pero quizás, el motivo de mayor trascendencia es su condición de Maestro de Maestros. Muchos de los nuevos y muy destacados caricatógrafos colombianos han sido sus alumnos, su insuperable alumno Omar Figueroa Turcios lo testimonia internacionalmente. También centenares de colombianos han apropiado sus enseñanzas; bien en los 20 años de docencia en la Escuela Nacional de Caricatura que fundaran en Bogotá los caricatógrafos Jairo Álvarez y Diego Toro, en compañía del gestor cultural Mario García; bien en el Taller2, la nueva aventura misionera de Mario García en el Quindío, o a través de los miles de talleres–relámpago en los diversos festivales, concursos y eventos a los que lo invitan. A lo largo y ancho de la geografía nacional, Calarcá ha enseñado, con generosidad de verdadero maestro, los rudimentos del arte de rastrear el rostro humano con voluntad humorística.

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